La Ofensiva de los Cien Días
- tbradgarner
- 21 nov 2024
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 9 feb

Sin Novedad en el Frente
La Primera Guerra Mundial, en concreto, la guerra de las trincheras del Frente Occidental, puede que haya sido una de las situaciones más terroríficas en las que un ser humano haya podido verse envuelto. Después de más 3 años y medio de contienda, de 1000 días desde el estallido, de statu quo perpetuo, de muertes inútiles, algo empezó a cambiar, la situación era insostenible. Primero la Revolución sacó a Rusia de la guerra, Alemania, agotada de luchar en dos frentes, tenía una última oportunidad concentrando sus fuerzas en el Oeste, justo antes de que USA (y su multitud de soldados, aunque inexpertos, jóvenes y fuertes) pudiera entrar de manera efectiva en el conflicto.
La Ofensiva de Primavera de 1918, que comenzó con la Operación Michael fue un cambio en la guerra de posiciones estáticas que había masacrado, en el fango y en el barro de las trincheras, a la juventud europea (y de las colonias) con alambre de espino, ametralladoras, morteros, obuses, gases de todo tipo, etc. Se habían industrializado, modernizado las maneras de matar, pero no las tácticas y estrategias bélicas. Los altos mandos llevaron a la tumba inútilmente a una generación perdida de jóvenes que había cogido el fusil con alegría inocente y patriótica.
Tengo que reconocer que, en cierta manera, esta guerra me ha obsesionado desde bien pequeño. No puedo evitar la piel de gallina al oír en mí cabeza el silbato del capitán de turno mientras asustados soldados suben la escalerilla de la trinchera para cargar, bayoneta calada, por la tierra de nadie. La carne desnuda contra el acero y el fuego más huracanado visto hasta la fecha. Qué bravura y qué estupidez supina. Jamás se han visto leones tan valientes siendo comandados por corderos, como muchos dicen que pronunció el general Max Von Gallwitz, comandante de las fuerzas alemanas en la Batalla de Somme, el primer día de dicha batalla, el día más sangriento en la historia del ejército británico. Leones conducidos por asnos es una cita alternativa, esta vez atribuida al mismísimo general Erich Ludendorff, de facto, el líder supremo alemán.

A lo que iba, Alemania, desesperada, usó toda su fuerza aplicada en un punto concreto para intentar ganar la guerra. La bestia arrinconada siempre es más peligrosa. Se la jugaron todo a una carta. El 21 de marzo de 1918 a las 4 de la mañana el infierno se desató sobre San Quintín…y sucedió lo impensable, el frente se rompió, abrieron un boquete de 16 kms por los que lograron avanzar hasta 60 kms en tres días. Al pasar los días la fuerza primigenia decayó y, a las pocas semanas, el ejército alemán se agotó por completo. La ofensiva no tenía un plan, una estrategia bien definida, no tenía objetivos claros, era golpear con todo, casi a ciegas. Y en el Marne, en verano de nuevo, como en el 14, se frenaron, con Paris (bombardeado por el famoso y enorme cañón homónimo, llamado también Gran Berta, aunque éste era diferente, pero igual de monstruoso) casi al alcance de la mano.
Los aliados le vieron las orejas al lobo. Se vieron perdiendo la guerra. Tenían que abrir la mente a nuevas ideas para vencer. Y aquí entra un australiano, sí, efectivamente, un tipo de las colonias, para abrir las ventanas y airear la habitación: el general John Monash, considerado el único general creativo y original que produjo la WWI. El plan del contraataque surgió de su cabeza, que entendía la guerra como una sinfonía. Durante los años pasados se dio cuenta de la futilidad de todo, vio que se poseían las herramientas necesarias para desatascar el frente y ganar la guerra, pero había que ejecutarlas con el orden, el ritmo y en el tono adecuados. Justo al acabar la Ofensiva de Primavera puso en funcionamiento un plan novedoso que resulto exitoso, concretamente durante la pequeña batalla de Hamel. Y así con estas, el 8 de agosto de 1918, a las 4:20 de la mañana, empezó la Batalla de Amiens, el preludio de la que sería la Ofensiva de los 100 días, donde aplicaría lo aprendido.
El plan de Monash consistió primero en la sorpresa: parte del ejército se desplazó a plena luz del día, a la vista del enemigo, desandando de noche, cual Penélope, el camino. En la rapidez: se bombardeó masiva pero inteligentemente; concentración de fuego e ipso facto ataque total. En la inteligencia: se usó la fonolocalización, es decir, la triangulación de la posición de las baterías enemigas mediante micrófonos, para no disparar al azar, como antes, dejando vendidos a los pobres soldados…aparte del uso de la aviación y las mejoras de la comunicación por radio una vez comenzada la batalla. En la integración, es decir, el uso de lo que ahora se llama armas combinadas: uso intensivo de los carros Mark-V que abrirían el camino y protegerían a la infantería. Uso de la cortina de fuego móvil: una vez en movimiento la artillería iría progresivamente bombardeando las posiciones justo delante de la infantería, y ambas se moverían al unísono, como en un baile; sin olvidarnos de los bombardeos de la aviación de posiciones claves a la espalda del enemigo.
El primer día las bajas alemanas fueron tan grandes que Ludendorff lo consideró el día negro del ejército alemán, todo había cambiado. Napoleón entendería esta guerra en el verano del 14, un soldado moderno en el verano y otoño del 18. Guderian tomaría prestadas estas ideas para la famosa Blitzkrieg de la WWII.
Este contrataque llegaría a conseguir lo considerado imposible: romper la inexpugnable y mítica Línea Hindenburg, la última barrera alemana, inconquistable, que se extendía 160 kms por el norte de Francia, frontera física y mental de la Alemania en la mente del Kaiser Guillermo II. Se avanzó en 100 días todo lo que no se pudo en los 1000 anteriores. Eso sí, las bajas fueron enormes, pero al menos, esta vez, tuvieron un objetivo. El 11 del 11 a las 11 de la mañana de 1918, las armas, por fin, callaron…de momento…

El Frente Occidental
¿Y a qué viene todo esto?, se preguntarán. Viendo el devenir del pasado Commanders Eagles no se me ha ocurrido una mejor manera de empezar mi artículo.
La temporada de los Eagles ha sido extraña. Sobre todo, sumándole el final de la pasada. Las cosas no empezaron nada bien y en la week 4, en Tampa, con las bajas de Brown, Smith y Johnson en ataque, y una defensa derrotada por los calores de Florida, parecía que la situación acabaría dramáticamente. Les llegó el bye, y parece que nunca pudo ser más oportuno. Desde entonces todo han sido victorias. Incluso los líos de Sirianni con el play calling, e incluso con su grada, parecen muy lejanos. Con una receta sencilla, con Fangio y Barkley (perdónenme la simpleza), han encontrado la paz .
A pesar de todo, el partido contra Washington del pasado jueves, que era simbólico por la situación de los dos equipos, y que nos podría aclarar la situación actual de los dos principales favoritos de la NFC East, no comenzó nada bien para Philly. Numerosos errores, en FGs, drops, malos lanzamientos de Hurts, penalties…le pusieron el partido cuesta arriba.
De los Commanders hablé largo y tendido hace semanas, por lo que no me quiero extender mucho. Sólo quiero destacar su defensa, que durante tres cuartos impidió el juego de carrera de los Eagles, destacando a un Frankie Luvu estratosférico, que estaba en todos los lados tapando vías de agua, y al CB rookie Sainristil, que completó un partido formidable. Daniels estuvo muy apagado por la defensa zonal de Fangio, que le impedía, por un lado, salir del pocket y, por otro, tener algún receptor abierto. Muy avanzada la segunda parte, salvo una recepción de Brown, ningún otro receptor contaba con yardas aéreas, McLaurin estaba absolutamente desaparecido.
En ataque sólo les funcionaba el tandem de backs Robinson y Ekeler, tanto en el juego terrestre, los dos actuando al unísono, como por aire con el segundo, que acabaría el partido siendo el jugador con más yardas de recepción del equipo capitalino. Esa conjunción de ambos RBs, junto con el peligro de Daniels, una especie de triple option es lo que debería haber seguido intentando Washington, pero en la segunda parte, las prisas, posiblemente, hicieron abandonar esta idea.

Por cierto, por las razones expuestas en un artículo pasado, donde exponía la tendencia a las defensas zonales (Fangio es uno de los artífices), es cada vez mas común en la NFL acumular jugadores en el backfield: RBs, FBs ,TEs, WRs en motion, con formaciones desempolvadas del pasado como la Wing-T, la I, etc...pero eso sí, remozadas, dándoles el toque actual.
De los Eagles hay que destacar la estrategia defensiva de Fangio. Su defensa zonal ahora parece imperial, jugando en cover 4, cover 6, o incluso en cover 8 (lo contrario a la anterior, usando cover 4 en el lado débil y cover 2 en el fuerte). Con Jalen Carter por el centro de la DL parándolo todo, con una línea de LBs donde hay que destacar el temporadón de Zach Baun, descubrimiento personal de Fangio, que le situó en el centro, cuando Roseman lo trajo por una bolsa de pipas (1,5M de $) para jugar de OLB backup o en los equipos especiales.
A pesar de todo, ¡qué pedazo de GM es Roseman!!Un ejemplo ilustrativo es la manera que ha cambiado la secundaria con la elección de los CBs en el draft. Quinyon Mitchell seca a cada WR al que se enfrenta, McLaurin estará soñando hoy con él todavía, y Cooper DeJean, que después del bye ha conseguido la titularidad, en el slot, parece un veterano de guerra.
En fin, durante prácticamente tres cuartos del encuentro lo que realmente les funcionaba a Eagles y a Commanders eran sus defensas. Al descanso se llega con un exiguo 7-3 a favor de los Daniels y, al final del 3er cuarto, más de lo mismo, números de otra época, 10-6.

La Ofensiva de Primavera
Como decía, Washington estaba aguantando, tenía el partido en la mano, sus líneas, sus trincheras estaban soportando el fuego enemigo, y le bastaba con mantener esta dinámica hasta el final, se podría decir, que su línea Hindenburg se mantenía intacta. Pero en la última jugada de este cuarto, una acrobacia de Hurts en 3ª y 7, estirándose en el último momento para conseguir el 1er down, puede que comenzara a girar las tornas.
A la vuelta de los anuncios vemos a Gainwell en el backfield y la línea de Eagles empieza a moverse sin parar, empiezan a sorprender en cada jugada a la DL de la capital. El lado derecho de Philly se convierte en una autopista. Jurgens se disfraza de Jason Kelce avanzando como un comandante downfield, asfaltando LBs o el que se ponga delante, los cambios de posición en la OL dejan confusos a los Commanders, trap blocks por aquí, scoops en segundo nivel por allá (para regocijo de Baldinger), todo como en un vals de la Viene imperial.
Pragmáticamente hablando, la OL de los Eagles es el Mark-V revivido, aplastando rivales y alambres de espino, despejando el camino para la infantería, para el héroe del partido que está por llegar. Y si antes corrían por la derecha, ahora por la izquierda. Tush Push y TD, 10-12 tras otro fallo de Elliot, el kicker, que ese día estaba en horas bajas…pero ojo, hay partido. El ejército americano se dispone a entrar en Francia y, este drive, puede ser la batalla de Hamel para los de Sirianni.

Washington sintió un escalofrió y vio que podía desmoronarse su estrategia, que a trancas y barrancas le había llevado cerca del éxito. En el siguiente drive se la jugó todo a una carta. Era su particular Operación Michael…lo malo es como el ejército alemán en la primavera del 18 fueron más corazón que cabeza. Avanzan bien hasta yarda 23 de los Eagles, por aire, con los TEs Ertz y Bates y, por fin, con algo de McLaurin.
Pero hasta ahí les llegó el resuello, una 2ª y pulgadas en la 23 de Philly, en el Marne, se convierte en 3ª y 1, donde la defensa de Pennsylvania les vuelven a parar por tierra, por el medio, siempre ya con Robinson como único back. 4ª y dos, Quinn, valiente, va a por él, cree que ya no le valen los FGs viendo el juego de carrera de Eagles. Apuesta, por tanto, por su mejor hombre, por Daniels. Pero la ejecución de la jugada es horrorosa, Jayden no grita lo suficiente, la línea no oye bien el audible, el snap no es bueno, unos van hacia la derecha, otros a la izquierda, generando ellos mismos tráfico…Baun y Blankenship, como un cohete disparado por el cañon de París, lo paran con violencia junto a las sidelines.

La Ofensiva de los 100 días
Quedan 8 minutos del 4º cuarto. Balón para los de Pennsylvania. Commanders, con el miedo en el cuerpo debido al poderoso ataque terrestre de Philly, permite a Hurts, gracias a una play action, una big play, conectando con Goedert en profundo, que, tras un fumble, Calcaterra, que había partido desde el otro lado, bien atento, recupera. Gran parte de la vida depende la suerte, como dice Woody Allen, al son de Una furtiva Lágrima en Match Point. Asusta pensar cuantas cosas se escapan a nuestro control... En un partido hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red y en una fracción de segundo puede seguir hacia adelante o caer hacia atrás...Con un poco de suerte seguirá hacia adelante y ganas, o no lo hace, y pierdes.
Así, llegamos a nuestra particular Amiens. 3ª y 3 desde la yarda 23 de Commanders…qué simetría, qué paradoja, qué curiosa es la vida, el mismo punto donde murió el ataque de Kingsbury. Goedert en motion de derecha a izquierda, Bobby Wagner duda un segundo y se mueve imperceptiblemente hacia ese lado, lo suficiente, Lane Johnson abre una autopista por la derecha, donde cabe medio ejército, el héroe que todos estamos esperando aparece con todo su esplendor, Barkley, TD, a la yugular, 10-19.
Ahora queda tomar la Línea Hindenburg. Washington está herido casi de muerte, pero recuerden el partido contra Bears: Daniels parece estar tocado por una varita mágica. El football es suyo. Pero no olviden la telaraña de Fangio, la defensa lo espera, le quiere confundir. Ovoide al aire, el tiempo se para…pero acaba en tragedia, intercepción de Blankenship, que había leído perfectamente la ruta seam de Brown. El ejército aliado se abre paso, está a las puertas de la victoria final.
Aquí vuelve a aparecer, cómo no, nuestro héroe, Saquon Barkley, desde la yarda 40, mientras Jurgens-Kelce-Mark-V despeja todo el centro del campo, marcándo el camino de su segundo TD seguido. Alemania capitula. En el min 52 íbamos 10-12, 8 min más tarde 18-26. Lo mismo en 8 que en 52 minutos, más en cien días que en mil. La joven defensa de Fangio y el juego espectacular de carrera de Barkley y su OL es digna de tener en cuenta para llegar lo más lejos posible. Pero a diferencia de aquel noviembre del 18, esta guerra no acaba aquí: Philly apunta más alto, apunta a enero y febrero, faltan justo poco menos de 100 días para el evento que todos tenemos en mente, apunta, ahora sí, a Berlín.








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