top of page
  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram
  • Pinterest
Buscar

El Corazón de las Tinieblas

Actualizado: 30 ago

ree

Tarde de Perros

Escribo estas líneas acercándonos al ferragosto, ese momento del año donde un calor ardiente y físico lo invade todo, cada resquicio posible, fundiendo y retorciendo cualquier vestigio de realidad. Se hace visible, corpóreo, toma tal protagonismo que centra y condiciona nuestra vida cotidiana. Se introduce en nuestro cuerpo, en nuestra mente, lo aspiramos llegando al mismísimo cerebro. Toma el control y nos convierte en otra persona, de la misma manera que transforma lo que nos rodea. Estos días me siento como si estuviera perdido en el desierto más árido y polvoriento, rodeado de voces, de susurros, de visiones, donde verdad y locura se funden en un abrazo tórrido.


Pero al mirar por la ventana a la gran ciudad recuerdo a Al Pacino tratando de robar torpemente aquel banco de Brooklyn una tarde canicular del agosto neoyorkino. Lumet era un genio en eso. El calor puede ser un desencadenante muy potente; oprime, enerva, estresa, presiona sin descanso, como un martillo pilón, como la tortura de la gota china.


La historia que quiero contarles ha estado en mi mente mucho tiempo, quizá demasiado. He acumulado demasiadas ideas que he dejado que jugaran ociosas construyendo castillos en el aire, que se evaporan inasibles. Y como no, recuerden, está este fuego abrasador que no cesa, una cortina de acero fundido que inmoviliza y estanca todo, hace el aire pesado e irrespirable, hace que todo se acabe pudriendo, también las ideas. Me habla, me susurra, me confunde, me miente y promete, juraría que incluso veo su sombra, estoy seguro de que fue él que metió todo esto en mi cabeza.


Sentarme a escribir en este momento es como estar a bordo de un pequeño vapor fluvial subiendo el rio Congo, con la piel y la camisa empapada en sudor, rodeado de enemigos, reales o imaginados. Perdido, desesperado, agotado, alucinado viajando para encontrarme con lo tenebroso, lo impensable, lo imposible, lo inevitable…allá donde campa la oscuridad, habrá luz, una sin la otra no pueden existir. Allá sí, allá, rio arriba, al final del camino, al otro lado debo ir, no tengo más remedio. Esta historia me quema, me abrasa, me consume.

ree

Y como decía, el calor fue el detonante que me obligó a comenzar de una maldita vez, tenía que sacarlo de mi cabeza. Todo comenzó hace unas semanas pensando qué demonios es el talento. ¿Y por qué de repente esta obsesión? Imágenes de Aaron Rodgers saliendo del pocket y lanzando el football como el Discóbolo, a punto de surcar los cielos, me venían a la mente. Una imagen plástica, bella, no me lo pueden discutir, ¿verdad? Lógicamente estas instantáneas, estos flashes los proyectaba debido a su fichaje por los Pittsburgh Steelers (ya les digo que este artículo viene con retraso…la vida), más que esperado por otro lado.


Y claro, hablamos de Rodgers, un qb talentoso donde los haya, no sería descabellado decir que es el que más que hayan visto mis cansados ojos. Por si acaso se me malinterpreta, eso no significa que piense que sea el mejor, no, el arte de quarterbacking tiene más ingredientes, y alguno puede ser incluso más importante que ése, pero tampoco se me tome a la ligera tal afirmación, nos es baladí y, seguramente, los que conocen mis gustos y filias pueden que estén ahora mismo con la boca abierta.


Puedo prometer y prometo que no he sido fan de Rodgers, es más, puedo decir en voz baja aquí, que nadie me oye, que le tenía cierta ojeriza. Siendo sincero y claro, mis pasiones iban por otro lado, digámoslo así, y el pavor que sentía al observarlo cómo se desenvolvía en el emparrillado me helaba la sangre, no quería verlo ni en pintura, como rival claro. Pero, por otro lado, su estilo es tan magnético que uno difícilmente puede apartar los ojos viéndolo progresar, saliendo del pocket para matarte de la manera más inverosímil e increíble que imaginas. Mi suerte es que después de una de cal, venía una de arena, la mayor parte de las veces no por su culpa, o no enteramente, todo sea dicho.


Casi sin darme cuenta estaba recordando su carrera, expectativas, logros, legado, leyenda…y por qué no decirlo también, tragedia e incluso maldición. Una figura hipnótica y seductora, pero claro, hay peros, con Rodgers siempre los hay; también incomprendida, controvertida cuando menos, polémica casi siempre y polarizante; o lo adoras o lo odias, cuando no ambas cosas a la vez.


Sucede aquí algo más que no tiene que ver exclusivamente con el tema: no crecí viendo football, por desgracia llegué tarde, en mi adolescencia no conocía este bello deporte. Por tanto, los jugadores que me encontré no pudieron ser mis héroes infantiles, pero el impacto de esa primera generación me ha marcado de adulto. Lo curioso es que aquellos quarterbacks (sí, fue por ahí donde me ganó este juego) tenían mi edad, pude seguir sus carreras viendo el mundo con ojos, arrugas y canas similares.


Esa generación de QBs, los nacidos alrededor del año 80 del siglo pasado, los Manning, Brady, Brees, Roethlisberger, Rivers…y finalmente Rodgers, son y serán para mí la medida de todas las cosas, en lo tocante al football. La nostalgia siempre envolverá también mis recuerdos, no lo duden. Así es que cuando Rodgers prácticamente aseguró que esta sería su última temporada, una especie de ritual de paso se abrió también para mí.


El último superviviente de esa generación dorada, que además sirve de puente por sus características con la actual, como decía, ésa con la que la NFL se convirtió eminentemente en una liga de pase, aquellos que dominaban las defensas desde su posición detrás del center, como generales moviendo impasibles a las tropas, capaces de engañar, dirigir y atacar desde una baldosa, desde el pocket, con un altísimó football iq y una durabilidad que les hizo llegar a edades casi increíbles, jugando en una liga que cuando comenzaron aún era una jungla.

ree

El síndrome de Stendhal

Como ven, así estaba yo pensando en las musarañas: que si talento, que si belleza, que si arte…Y claro, antes de continuar me pedía el cuerpo definirlas a mi manera, ya que son importantes para el artículo. Definiciones totalmente subjetivas y no académicas, por cierto, y que cada una nos llevará a la otra.


Empecemos diciendo que, para mí, el arte es la búsqueda infructuosa del ser humano persiguiendo algo superior, el camino que recorre para acercarse a lo trascendente, algo que no se sabe dónde está originalmente, ni nadie ha visto en toda su potencia o esencia, pero que unos pocos (¿es un don o una maldición?) a través de un canal ignoto, son capaces de vislumbrar y traernos de alguna manera de vuelta. Entiéndanme bien, no sólo hablo de las expresiones artísticas, el conocimiento en todas sus vertientes también entra en esta definición.


Vamos con la belleza. En su forma más pura, es perfecta, aunque inabarcable, inaprensible invisible para ojo humano, es un conjunto de propiedades y estados que arrebatan, que hacen encajar formas, colores, sonidos, acciones, pensamientos...cuanto más cerca de la perfección, más universal e independiente de culturas, sociedades o creencias, del canal elegido para hacérnosla llegar, de la temática o de la técnica empleada. Esa trascendencia que hablaba antes puede llevar su nombre.


Se puede encontrar en un mero susurro, en unas palabras enlazadas con extremada y compleja simplicidad, en la sencilla complejidad de las relaciones numéricas, en una imagen llena de luz y color que condensa una idea imposible, todo un mundo quizás, en tres acordes que nos pellizcan algo que no sabemos ubicar, pero también en un movimiento irrepetible e inolvidable, en unas formas que nos hablan un lenguaje mudo donde todo tiene sentido, en un caos ordenado, o en un orden aparente que nadie podría imitar.


Y finalmente, el talento, aquella característica innata que permite al que lo posee acercarse lo más cerca posible a esa belleza, pero sin llegar nunca siquiera a rozarla. Es el aparato, la antena que les permite sintonizar la frecuencia adecuada con las instrucciones necesarias para crear ese denominado arte. La capacidad de escuchar esas instrucciones, seguirlas y no parar de repetirlas, casi de manera obsesiva, temeraria e incesantemente, hacen lo demás, acercan a la perfección. Ya dejo de darles la lata, aquí se acaba este pequeño glosario, ya podemos seguir con nuestra historia.

ree

Prometeo

Vamos a viajar ahora atrás en la historia de la vida, pero muy, muy atrás. Imagínense una tierra más allá del tiempo que conocemos, una que acaba de ser testigo de la guerra más grande que jamás habrá, olímpicos y titanes, dioses todos ellos, se enfrentaron por la supremacía eterna en una batalla terrible, cuyas huellas son aún visibles hoy en nuestras cordilleras, cañones, depresiones y acantilados. La victoria olímpica trajo la calma tras la tormenta, los dioses victoriosos se dedicaron entonces al jolgorio y el descanso en su alta morada, abandonando las vidas mortales a su suerte.


Prometeo, el que piensa con anticipación, el previsor, es un titán que ayudó a su primo olímpico, el mismísimo Zeus, actuando contra su propia estirpe porque veía que la fuerza y el brío de estos nuevos dioses ayudarían al mundo a salir del inmovilismo y la tiranía reinante. Curioso como era, estudió la tierra y todos los seres vivos que la habitaban. Y en ese mundo arcano, atávico, naciente, le llamó la atención una especie, similar a los dioses físicamente, pera carente de habilidades corporales visibles para su supervivencia.


En el Olimpo seguían a sus cosas salerosas mientras Prometeo veía como los humanos, que así se llamaba esa rara especie, inerme, torpe en apariencia, eran los únicos mortales que usaban sorprendentemente, rudimentariamente aún, eso sí, la inteligencia para suplir sus carencias. De alguna manera se habían arreglado para recoger las llamas dejadas por los rayos lanzados por Zeus, relacionado el don con el dios. No olviden la similitud fonética entre ambas palabras.


Necesitaba y quería ayudarlos, para lo cual, primero creó el vínculo entre los olímpicos y estos mortales a través del cual estos últimos venerarían a los primeros, haciéndose indispensables para ellos. De esta manera, nos les dejarían languidecer, les necesitarían para sus narcisistas aficiones. En el rito vinculante que estableció Prometeo, en el llamado engaño de Mecone, éste burló incluso a sus olímpicas majestades. Los hombres honrarían a los dioses con la peor parte de los sacrificios de animales: pieles, grasas y huesos. Con ena excelente presentación, eso por descontado. Mientras que ellos se quedarían con la sabrosa carne, ambrosia terrenal necesaria para sobrevivir, para alimentar el músculo que los distingue del resto, su cerebro.


Del rebote que se cogió Zeus les quitó a los hombres la posibilidad de usar de nuevo su fuego. Aquí entramos en el meollo, Prometeo, dolorido, entonces lo robó del mismísimo Olimpo. Bajó a la tierra y se lo entregó a los mortales, que nunca más pasarían penalidades, hambre, ni sufrimiento como antaño. Ese fuego olímpico era como el monolito de 2001 de Clarke y Kubrick.


Zeus ardió en colera mandando crear y enviando a la mujer Pandora con su caja (era en realidad una jarra, una tinaja) donde estaban todos los males, pero también la esperanza. Pienso que Prometeo, clarividente, había previsto y calculado el riego y beneficio también de esto. El ser humano necesitaba ese acicate para levantarse una y otra vez tras caer en busca de nuevos horizontes. Prometeo acabó encadenado en el Cáucaso donde un águila gigante le comería las entrañas cada día, que se regenerarían cada noche, cual estratagema de Penélope invertida.


Imaginen por un momento el fuego prometeico, no sólo como contenedor de luz y calor, sino como el receptor del que les hablaba antes. Ese fuego-monolito es la antena de las que les hablaba, que nos sintoniza con la belleza trascendente, en pocas palabras, el verdadero talento. Ese fuego, señoras y señores, es el que lleva Rodgers dentro, no les quepa la menor duda.

ree

Bailando con Lobos

Gritos ensordecedores se elevan en el cielo desértico de Glendale, Arizona, en el University of Phoenix Stadium. Los Cardinals acarician la victoria en este partido de ronda divisional contra los Packers, tras una temporada 2015 espectacular no, histórica, de los de Bruce Arians. Recuerden su famoso lema no risk it no biscuit. Carson Palmer en su mejor año (será candidato incluso a MVP) y el enorme Larry Fitzgerald comandan un ataque explosivo y vertical, mientras hacen lo propio en la defensa Calais Campbell, Patrick Peterson y Tyrann Mathieu. La mejor regular season del equipo, el mejor ataque en yardas y el segundo en puntos, ambos récords de la franquicia, escoltado por una de las mejores defensas de la liga: sólida, disciplinada, firme y eficaz.


Como decía, el denso y acuoso manto estrellado del desierto se desgarra de repente por la luz brillante que, a lo lejos, se eleva haciendo palidecer a la mismísima luna.  De semejante boca rutilante sale un rugido animal que, despacio, exasperantemente lento, pero incesante, inmisericorde, va in crescendo, como el mantra del hechicero a la luz de la hoguera, rítmico, profundo, viejo, oscuro, haciendo bailar a sombras de espíritus ancestrales alrededor de la pira.


Dicho bramido sigue una fórmula matemática precisa, aritmética; nunca decae, siempre apunta hacia el cielo poblado y antiguo, como el aullido amenazador del coyote dirigido a algún dios terrible y olvidado ya en tiempos de pueblos borrados del desierto hace incontables lluvias. Así llegamos al paroxismo, al delirio, al arrebato y al furor, a la escena final, al nudo gordiano. Como en las buenas historias. Como debe ser. Como es todo un partido de playoffs. Así es como ruge un estadio NFL.

ree

55 segundos para acabar el partido y los Cards van por delante 13-20. El football es de Green Bay, es de Rodgers, pero en 4ª y 20, han escuchado bien, 4ª y 20 y, además, desde su yarda 4. La endzone está más lejos que el mar. Es la vida o la muerte en un snap. Si no fuera por el qb que comanda a los de Wisconsin, esto estaría más que acabado, pero recuerden, no olviden, el fuego de Prometeo, el fuego del chamán.


Rodgers está en shotgun con trips a la izquierda. El balón se pone en juego, Rodgers se retrasa entrando en su propia endzone, espera, se gira, sale del pocket por la siniestra, marca de la casa, el plan sigue su curso. Le persiguen chacales, pero la OL le cubre bien, justo encima de su propia línea de endzone lanza, como si tal cosa, grácilmente diría, un misil, all the way down, que cruza con facilidad el centro del campo hasta un solísimo y sorprendente Jeff Janis en la 39 local, que no llega a las 100 yardas en sus dos años de carrera.


La jugada consiguiente es un caos, hay que recorrer más de 60 yardas para llegar al punto de la recepción, no hay timeouts y el tiempo sigue corriendo. Como los hoplitas en Maratón oigan. Llegan, se sitúan, ¿qué pasa? no hacen el spike, los segundos se escapan entre los dedos. Con la urgencia comenten un illegal motion, no se para el reloj, la jugada acaba en incompleto con 12 segundos en el electrónico. Como los refs no habían parado la jugada por la penalización no hay 10 second run off, todo es bastante confuso.


Primer down, el público tiene en mente el Hail Mary de Rodgers hace unas semanas en Detroit, el aullido del coyote se oye más potente aún. Se juega, la defensa cae en tromba a por Aaron, caracolea, corre por su vida y la salva…junto al cronómetro. Cinco segundos, última jugada del partido.

ree

2ª y 15, Collinsworth recuerda a Doug Flutie y su inovidable Hail Mary con Boston College. Con tanto nombrar a la Virgen, el estadio ya no se sabe si es una fiesta, un ataque de nervios, un rito chamánico o una iglesia cristiana. El bueno de Cris habla sobre la estrategia del qb en estos lances, como tiene que dar tiempo a sus compañeros a llegar a la endzone, son segundos que parecen siglos. Comenta cómo tiene que lanzar, alto, muy alto, para que un receptor que entre en la zona de anotación de espaldas se pueda aprovechar de la parábola desde su privilegiada posición… vamos, como demostró el propio Rodgers en el Ford Field.


Vamos con el desenlace. Se disponen igual que antes, pero los trips ahora a la derecha, con Janis cual lobo solitario en la izquierda. La defensa se muestra agresiva, está inquieta, no para de moverse queriendo invadir la LOS, va a lanzar hasta las zapatillas. El football en las manos del qb, pero esta vez el pocket se rompe por el centro en seguida, aunque los tackles aguantan. Como antes, Rodgers se gira y se va a su izquierda, pero tiene delante un ejército de lobos hambrientos, y en el último momento previo al sack, completamente off platform, sin equilibrio, sin mirar apenas, suelta un latigazo incontenible que rasga el cielo nocturno, un chasquido que hizo crujir el corazón de la afición local.


El football vuela alto, altísimo, siguiendo la estela del lechoso camino estrellado que cruza el desierto…y Janis entra en la endzone, back pedaling, tal como Collinsworth nos comentaba segundos antes que debía hacerse. ¿Recuerdan el niño Leónidas contra el lobo? No le sobrecoge el temor, simplemente es más consciente de todo lo que le rodea, el aire en sus pulmones, los gritos mecidos por el viento se estrellan contra la apremiante noche, su pulso firme, su forma física, perfecta, preparada toda su vida para este momento.


Vaya usted a saber que leyes físicas siguió el balón y los cuerpos que le rodeaban, pero al final Jeff, otra vez él, de manera milagrosa, se queda con el ovoide para un touchdown inolvidable. Al Michaels gritando, Cris asombrado, es uno de los mejores lanzamientos que ha visto en su vida…él, y todo el mundo. La afición local muda, la quesera gritanto como en Lambeau. La gente, en sus casas, saltando unos, de pie otros con la boca abierta, otros con las manos en la cabeza, los nachos por el suelo, la cerveza regando a la abuela. Milagro, insane, unbelievable.  ¡¡Empate con triple ceros on the clock!! Janis hace 174 yardas en el partido, 100 en dos recepciones para recorrerse el emparrilado al completo. Se retirará con 200 yardas totales en regular season. OMG!! prácticamente dos Hail Marys unidos para lograr el TD. Rodgers es el chamán cantando y bailando alrededor de las llamas, el alumno aventajado de Prometeo.

ree

Pero como le suele ocurrir a nuestro protagonista, ahora voy a dejarme de épicas, que hoy no les toca a los Cardinals, las cosas nunca salen como están previstas. Hay que apretar el fast forward. Overtime, coin toss, con la moneda queriendo no girar, así, como les cuento, los espíritus ancestrales haciendo ganar a los locales.


Primera jugada, Palmer under center, play action, el pocket colapsa, Carlson baila un poco por aquí y por allá, gira sobre sí mismo, se hace un Eli Manning. Le persigue media defensa, se gira de repente y con el cuerpo contorsionado, envía el football al otro lado del campo donde Larry, tras una ruta cruzada tras los LBs, está más solo que la una.


Avanza, coge velocidad al lado de las sidelines, mojándose la manga en el Canal de la Mancha como querían los alemanes al comienzo de la WWI. Rompe al que encuentra, centra el rumbo, busca las hash marks en un sprint olímpico contra toda la defensa al completo, que sólo puede seguir su estela. Corta de nuevo su curso para enfilar la endzone, el partido se acaba…pero, en el último segundo, es derribado en la 4. En fin, 75 yardas de recepción. ¿Me pueden decir alguien qué hay algo mejor que esto? Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo. ¿Dónde han quedado el Hail Mary? ¿Quién nos ha robado el mes de abril?


Un par de jugadas más tarde, formación pesada, dos backs escoltando a Palmer en shotgun. Motion de izquierda a derecha que mueve piezas, la OL carga hacia la zurda como un bulldozer, Palmer se mueve a la derecha moviendo a los LBs y safeties que quedaban hacia ese lado. De repente, esperen, shovel pass a Larry que entra desde la izquierda del backfield siguiendo a un pulling guard que se mueve de la derecha al centro, donde ya no hay nadie. Pin, pan, pun, bocadillo de atún. Los Cards avanzan, los Packers, tras semejante heroicidad al acabar el tiempo de regulation, para su casa.


Dos jugadas milagrosas en 1 minuto, respondidas por otras dos en 60 segundos para dejar las cosas donde estaban. Si hay 2 minutos que puedan resumir la carrera de Aaron Rodgers, éstos son, bajo mi modesta opinión, los que podrían hacerlo. La lógica inversa la gobierna, nada de lo que se espera sucede, cuando está desahuciado surge cual Phoenix, cuando tiene el Sol al alcance se derrite cual Ícaro.


Heroicidades que no se traducen en nada tangible, errores propios, muchos ajenos. Parece nadar siempre contracorriente, rio arriba, en busca del sentido de…no sé, la vida, de un lugar en el mundo, de algo que no conoce pero que le duele. En definitiva, parece siempre en busca de sí mismo, allá rio arriba, entre ejércitos de mosquitos y alimañas, entre tribus indígenas y soldados alucinados, ahí, donde espera el horror.

ree

Sólo una Declaración de Objetivos

Lo que les digo, esa lógica inversa en la carrera de Rodgers, si se mira bien, no es nada anormal. Nuestras propias vidas no salen como planeamos, obvio es. No tenemos el control, hay demasiadas variables, demasiados intereses contrapuestos, demasiados elementos, individuos…la entropía, ese impulso natural hacia el desorden, tiende a su estado natural en estas condiciones. Mientras no hay fuerzas abrumadoras que fuercen lo contrario, se tiende a sistemas más caóticos. El caos, nos guste o no, es el estado natural de éstos. Existen infinitamente más configuraciones caóticas que ordenadas en el Universo, se trata de pura probabilidad estadística.


¿Qué sucede con este tipo de gente? Pues que su fuerza de voluntad es tan sumamente potente que logran moldear el sistema para acomodarlo a sus intereses. Un talento fuera de lo normal y una voluntad de hierro son los ingredientes mágicos de la pócima que consigue evitar las balas como Neo en Matrix, rompiendo todas las leyes físicas.


No es mi intención detallar la carrera de Rodgers, la mayor parte la conoce perfectamente, con todo lujo de detalles. Ahí están también documentales y libros, como el de Ruben Ibeas por ejemplo, y sus Siete Pecados Capitales. Sólo me gustaría recalcar que un hombre que superó obstáculos toda su vida fue capaz también de una vez dejados atrás, tropezar con la siguiente piedra en el camino. Muchas veces no fue su culpa, o no enteramente; mucha gente vivió muy a gusto a su sombra, pero también se disparó él mismo en el pie frecuentemente, demasiado. Figura incomprendida, prejuzgada, cuya personalidad e intelecto explican quién es y porque está donde está, porque un talento tan arrollador, una inteligencia tan afilada, no llegó a colmar las altas expectativas que generó tras superar tantas dificultades, unas cuantas creadas por él mismo incluso.


Así que empecemos el viaje. Situémonos en la noche del 6 de febrero de 2011. Los Green Bay Packers liderados por nuestro protagonista, acaban de proclamarse campeones venciendo a los Steelers en la SB XLV. Pero algo le pasa a Rodgers, la ilusión, el sueño de toda su vida lo acaba de conseguir con sólo 27 años, 6 temporadas en la liga y 3 únicamente como starter. Debería ser uno de los momentos más felices de su vida, debería sentirse emocionado, realizado, incluso ya planeando futuras glorias…pero, en el autobús, cuando se está acercando a la perfección como jugador, se da cuenta de que algo no cuadra, algo falla. No es que no esté feliz, es que no lo es en absoluto.


Se siente vacío, incompleto, como Jerry McGuire en aquella noche de lucidez y sinceridad máxima. ¿Acaso todo por lo que ha luchado en su vida no tiene sentido? Y aún más, si eso fuera cierto, ¿quién demonios es? Desde que había visto a Joe Montana comandar el último drive ganador en la SB XXIII contra Bengals siendo un renacuajo allá en su pueblo natal del norte de California, en Chico, en aquel salón abarrotado de familiares y amigos, creía conocer quién era y qué quería hacer con su vida.


¿Qué significaba aquella lucha por hacerse con un hueco en high school, el rechazo de que no te quiera ninguna universidad, el tener que buscar un camino diferente, la vergüenza del draft y la lucha contra uno de tus héroes que te ignora, y tu afición también, mientras los años pasan y pasan en el banquillo? Empezó a hacer balance, una declaración de objetivos, no un memorándum, una declaración de objetivos. Ya saben, una sugerencia para el futuro de su profesión…y de su vida.  Tuvo una epifanía como la de Tom Cruise en aquella madrugada febril de reautoconocimiento. Había olvidado lo que para él era importante. No sabía qué tipo de persona quería ser, sólo sabía que no quería la que en ese momento era. Comenzaba un viaje espiritual contracorriente.

ree

Río Arriba

Aquella noche en el autobús sintió que no le valía con ser sólo un QB de la NFL, por muchos éxitos que consiguiera, por muy buen que fuera (estaba llegando a su prime) necesitaba ser algo más. Y empezó a cuestionárselo todo de nuevo, aunque no era la primera vez que notaba que los fundamentos de su propia vida no eran lo suficientemente robustos.


Aaron Rodgers siempre fue un inconformista y, en cierto modo, un rebelde, queriendo escribir su propia historia. Puso en tela de juicio todas sus creencias, sus certezas y valores. Él venía de una familia conservadora y muy religiosa. Eran cristianos evangélicos, con una interpretación de la Biblia muy rigurosa y una moral muy estricta. Pero a él no le servía el blanco o negro, necesitaba la escala de grises, hacerse preguntas, analizar cada problema para poder tener una opinión al respecto…buscar respuestas continuamente. Se acerca a nuevas religiones, filosofías, maneras de pensar. La consecuencia fue que, poco a poco, se fue alejando de ellos, hasta chocar públicamente. Pero él siempre guardó silencio.


Paralelamente que comenzaba este viaje, las consecuencias lógicas de ganar el anillo le cambiaron la vida. Lidiar con la fama y el éxito era algo para lo que no estaba preparado. Era el chico de oro, el chico de moda de la liga que salía hasta en la sopa. Anuncios, programas de TV, paparazzi, atención mediática; sus hechos y palabras eran analizados al detalle. Él siempre ha creído que mucho se sacaba de contexto cuando no se malinterpretaba, incluso a propósito, su relación con los medios era cada vez más tirante.


En este sentido, él solo quería jugar…pero como toda alma contradictoria, por otro lado, quería tener su propia voz, su propia opinión, quería controlar su propio mensaje, expresarse auténticamente y contratacar cuando fuera necesario, cuando su reputación estuviera en juego. Comenzó a experimentar hablando libremente, tal como es. Y piensen que además estaba en inmerso en esa búsqueda existencial, no nos puede extrañar que muchas veces lo que dijera sonara oscuro, críptico. Muchos nunca le compraron su discurso. ¿Y qué quieren que les diga? De teatralidad va sobrado. Y errores no le faltaron. Finalmente asumió en cierta medida ese papel de villano.


En cuanto al football fueron años de sinsabores continuos en playoffs tras excelentes temporadas personales, estaba en su prime y hacía cosas que no se habían visto. Aaron buscaba sus propios límites, físicos y mentales para mejorar, para llegar a la perfección, mientras que posiblemente muchos de los que le rodeaban se dejaban llevar. Una política de fichajes y reclutamiento estricta y un cuerpo técnico anticuado era un cóctel explosivo. Comenzarían unos años de toma y daca entre Rodgers y la franquicia.


Cuando nuestro QB se lesionó el equipo se vino abajo y la gente comenzó a dudar de él. Rodgers jugaba lesionado, acortaba los tiempos, siendo peor el remedio que la enfermedad, no podía seguir así. McCarthy salió del equipo y la savia nueva de LaFleur entró para airear un poco la casa. Era el momento adecuado para replantearse todo de nuevo, estaba llegando al límite.

ree

Saigón

Un palmeral en la jungla, el sonido de unas hélices. Polvo, calor, humedad. Unos platos de batería comienzan a sonar, abren la cortina, el umbral. Una guitarra sinuosa e hipnótica nos invita a mirar el comienzo de este viaje, que también es el fin. El charles pone orden y ritmo. Más polvo, más helicópteros, y la voz profunda del chamán anunciando la destrucción. El fin como mantra. ¿Destruir para crear? El fuego que lo consume todo, también purifica. Por fin aparece Martin Sheen, boca abajo, al revés, como nuestro QB.


Pesadillas y recuerdos se amontonan. El calor y los pecados no le dejan respirar, es más, no quiere seguir respirando. Y justo cuando jura que no volverá a abrir los ojos, de repente, se arrepiente y los abre. Tiene que afrontar todo lo que ha hecho. Las aspas de los helicópteros se han convertido, gracias al conjuro de un brujo barbado, en las del ventilador de su oscura, sucia y pequeña habitación claustrofóbica en Saigón. ¿Qué demonios hace ahí? ¿Por qué sigue ahí? ¿Qué hacer ahora que ha decidido abrir los ojos? Fuma, el humo le rodea como en una hoguera, como también le envuelven los helicópteros y su sonido psicodélico. Su vida pasada ha muerto y casi acaba con él, pero ahora que ha decidido continuar, quiere respirar el aire que mueve el ventilador, necesita comenzar de nuevo. Como Rodgers, ambos comenzarán ese viaje contracorriente, rio arriba, para ver de qué pasta están hechos, un viaje en busca de respuestas. No saben qué se encontrarán al final del camino, pero más les vale estar preparados para ello.


Aaron Rodgers siempre supo que estaba formada por dos personalidades bien diferentes. Por un lado, estaba la persona reflexiva, inquisitiva, que intenta encontrar el sentido de cada cosa. Disfruta meditando, alejándose del mundo, tomar distancia para tener mejor ángulo. Una persona introvertida, que añora la soledad, el silencio. Duda de todo y quiero probarlo todo, es la única manera de saber qué camino seguir. Es sensible y vulnerable.


Puede identificarse con la parte femenina si quieren, si hablamos desde el punto de vista simbólico. En el viaje de la patrullera río arriba este papel lo asume el Capitán Willard, ese Martin Sheen que estudia al coronel Kurtz, desde todos los ángulos posible, mientras reflexiona sobre el mundo que se derrumba a su alrededor y sobre las faltas de su propia vida.

ree

Del otro lado tenemos al macho alfa que sale al campo cada domingo, líder de hombres duros y fuertes. Extrovertido, vigilante, atento; está donde se le necesita, anima y da ejemplo. Exige el máximo, pero nada que no haya dado él antes. Para poder cumplir con este rol necesita mucho combustible, no parece ser su personalidad dominante; necesita tener a mano todos los recursos disponibles que le empujen rio arriba: fracasos, decepciones, personas que le despreciaron, derrotas, errores, traiciones... Necesita llevárselo todo.


Simbólicamente hablando sería la parte masculina. En la película sería el enorme, en todos los sentidos, Marlon Brando dando vida a ese oficial condecorado que la brutalidad de la vida le ha llevado al otro extremo de la moralidad, es decir, a la ausencia de ésta, de vuelta a nuestra parte animal.


Las dos personalidades comparten su inteligencia. Siempre ha destacado por su capacidad de cálculo, su velocidad de procesamiento, sus inquietudes, su análisis riguroso. Un estudioso del juego desde pequeño, un intelectual de éste, si se puede decir así. En su cabeza todo son números cuando juega. Eso le ha valido siempre detrás del center. Él sabe perfectamente el talento que tiene, ese fuego del que hablábamos, y eso le puede llevar muchas veces a parecer soberbio, aparte de ser un competidor nato. Nadie llega a esas cotas si no lo es.


Pero en este proceso de introspección se dio cuenta que ya no podía compaginar ambas personalidades. Las dos tiraban de la cuerda en exceso y estaba a punto de partirse en dos. El ego del que hablamos le estaba haciendo daño. Su lado perfeccionista, que entendía el amor como un premio al mérito, no le dejaba vivir. Un perfeccionista subconscientemente nunca está satisfecho, siempre le faltará algo, es un juguete roto.


Como decía, necesita el ego para jugar, pero descontrolado te confunde, te miente, te impide ver las cosas como son, genera frustración, ira, tergiversación. Se estaba convirtiendo en un líder excesivamente duro. Así es imposible continuar, necesitaba hacer algo más, incluso matarlo si fuese necesario.

ree

Kurtz

Para ello Aaron Rodgers no dudó en embarcarse en retiros espirituales con terapias alternativas de todo tipo (que conllevan un riesgo si no se hacen adecuadamente, se necesita un guía muy experimentado) como la ayahuasca, bebida espiritual psicoactiva con efectos alucinógenos consumida por pueblos indígenas de Sudamérica. O el temazcal, una especie de baño de vapor, un  ritual ancestral mesoamericano de purificación mental y espiritual que tiene lugar en un recinto pequeño y circular, una especie de cabaña, que hará las veces de vientre materno.


Se buscan estados alterados de conciencia, alucinaciones, en fin, me imagino que en busca de revelaciones trascendentales…pero siempre según él mismo, no es nada divertido, al contrario, esto no es un “viaje”, es una lucha dura y difícil, no se viene a pasarlo en grande, es para encontrarte con tu yo más profundo, más oscuro…un viaje a las tinieblas.


Todo este ritualismo busca la muerte del ego para que renazca posteriormente siendo más compatible con el observador. No parece muy alejado de los principios estoicos, o también de los budistas o taoístas. Una especie de equilibrio cósmico de cuerpo y mente, de lo masculino y lo femenino, de lo físico y lo racional, un estado de nirvana, o de la apatheia griega, que le haga ver las cosas con claridad.

ree

Y surte efecto aparentemente. Después de tanto viaje y tanto esfuerzo, finalmente, sí, al fin, y curiosamente, se ha dado cuenta que ha dado la vuelta y ha llegado al punto de partida. El ciclo eterno. Lo que quiere realmente, es lo que ha querido siempre desde aquel domingo de enero de 1989, ser un jugador de football, ser el quarterback que lleve a su equipo a la gloria final. Le ha llevado muchos sinsabores, muchas equivocaciones, muchos sacrificios y muchas desilusiones, pero ahora está seguro, ha vuelto a Ítaca más sabio. La meta es el propio viaje, hay que salir de casa para encontrarla.


No me digan que esta pelea mística no les recuerda a Willard saliendo del barro mientras la gente del campamento, inconsciente de lo que está realmente sucediendo, se reúne para el sacrificio del buey. La música hipnótica ha vuelto, la batería y la guitarra subyugan, la voz del chaman (¡de California tenían que ser también!) vuelve a invocar el conjuro. Martin Sheen sabe que debe matar a Kurtz, es más, es lo que Brando quiere. Todo está preparado para ello. Un machete de matarife espera en el lugar adecuado. Ya no parece flaquear, el pueblo jalea mientras asiste al ritual y Willard parece absorber esa energía para el verdadero sacrificio.


El hechicero le insta a atreverse, le reta a dar el paso, le conmina a ello. Es la señal que empuja a Sheen, que tiene la voz del mago bien dentro de su cerebro empujándole a que cruce el umbral. Se mueve sigiloso, como Prometeo al robar el fuego en el Olimpo. Brando, como el buey abajo en el campamento, espera tranquilo, aunque por motivos diferentes, sólo uno de los dos sabe lo que va a pasar. La música se eleva y repite en círculos cada vez más rápidos y altos, una y otra vez, su hechizo. Nos lleva a todos al éxtasis, estamos en un plano diferente de realidad, es la hora de los espíritus, de las sombras, de los dioses, del fuego, de la sangre, del renacimiento, de la metamorfosis. El horror queda atrás. La oruga descubre que ha sido mariposa siempre y puede volar.

ree

This is Not the End

Tras todo este largo viaje Rodgers comienza a perdonarse, a aceptarse y a quererse…y así puede amar de nuevo su profesión. No llegará jamás a la perfección, pero eso no le hará más infeliz, ni peor jugador. Podrá perder, pero el objetivo es realizar el mejor trabajo posible, el cómo, una vez que sabe el por qué, es muy importante. Seguirá siendo un líder exigente sí, pero evolucionado, versión 2.0 como dicen los modernos, más sabio, sutil, blando.


Le permitirá lidiar con las jugarretas del destino, le permitirá hacer las cosas un poco mejor cuando se enfrente a la situación que vivió él mismo con Favre, pero ahora, desde el otro lado de la barrera. Jordan Love ha comentado la buena amistad que tuvo con él y que siempre ejerció de mentor. No está de más que en la mayoría de las ocasiones este mismo comentario se repite entre sus compañeros, con alguna excepción por supuesto.


Gracias a LaFleur y un sistema más acorde a los tiempos, que también buscó maximizar el juego de Rodgers, integrándolo en el mismo (también, con ciertas reticiencias, no deja de ser quién es) llegaran años en que resurgirá siendo igual o casi mejor que antes. Dos nuevos MVPs llegarán a su vitrina.


Pero no todo será perfecto, el football es un deporte con innumerables detalles y variables más allá del QB, por muy importante que sea éste. Para su desgracia, la maldición de los playoffs sigue persiguiendo a los Packers, los Bucs de Brady y de nuevo los 49ers, ambos en Lambeau, evitarán que pisen de nuevo la Super Bowl.


Además, su carisma y reputación se verán seriamente dañados por cómo se enfrentó a la vacunación del Covid, posiblemente su error profesional más grande (cierto es que en ese momento estaba comenzando este proceso) No lo digo por no vacunarse, que estaba en su derecho, sino por no afrontar públicamente las consecuencias de su decisión. Decidió no ser un líder, no dar sus razones, no exponer sus inquietudes y apechugar, sino esconderse del escrutinio público con eufemismos y vaguedades y medio entendidos hasta que le explotó en la cara. ¿Hubiera hecho hoy lo mismo?


Así llegamos a febrero de 2023 tras una última temporada decepcionante, lastrada por una mala planificación y por las lesiones. Tras un retiro de oscuridad total de 4 días en una cabaña-cueva (tipo Hobbit les diría) en Oregón (¿no me digan que no le gusta a este hombre el tema de la muerte y resurrección, salir del vientre, cruzar el umbral?) Rodgers decidió que su tiempo en Wisconsin se había acabado (Green Bay a pesar de haberle dado tiempo para decidirse, ya se habían movido, no parece que actuaron con honestidad), pero no el suyo como jugador, la Gran Manzana le esperaba.


Aún cree que le queda algo de gasolina en el tanque y buen football en las manos. Y está por fin alineado consigo mismo, la tormenta interna ha amainado y el mundo real aún le espera. El fuego interno de Prometeo está ahí, intacto hasta el final, el talento no se pierde, la belleza de sus jugadas no tiene por qué ser un recuerdo del pasado, el arte puede aparecer en cualquier snap. Parece preparado mentalmente, pero está en su cuarentena, ¿y físicamente?


Para finalizar tengo que pedirles cierta indulgencia, este artículo iba a cubrir también estos tres últimos años: NY, Pittsburgh…pero entiendan, es el ferragosto; los calores, la magia, el embrujo, todo demasiado onírico, irreal, psicodélico, espiritual…el tiempo se detiene, las formas se distorsionan, todo parece estar atrapado en una especie de ensueño, de encantamiento, vuelven los ritmos antiguos y olvidados, las hogueras, los bailes alrededor del fuego, Prometeo nos controla mientras el chaman canta…


This is not the end, my friend…


ree
 
 
 

Comentarios


bottom of page