La Titanomaquia
- tbradgarner
- 19 oct 2024
- 12 Min. de lectura
In the Beginning...
Todo comienzo es difícil. Puede ser esperanzador, ilusionante, abrumador, aterrador, caótico…pero nunca fácil. Todos somos testigos a lo largo de nuestra vista de esos puntos de inflexión, de no retorno, que nos han dado la vuelta como a un calcetín. El más importante de todos, el primero, nuestra llegada a este valle de lágrimas es el que no recordaremos nunca. Cada civilización ha intentado responder a las grandes preguntas existenciales desde los albores del tiempo. Una que nos ha obsesionado especialmente es, precisamente, cómo empezó todo esto. Las diferentes interpretaciones dadas para el origen del Universo, del Cosmos, del Orden frente al Caos, las diferentes cosmogonías, no difieren tanto unas de otras… bien sea por sincretismo, por el inconsciente colectivo o vaya usted a saber.
Sus comienzos son potentes por definición, y bellos, mucho. Podemos destacar el apasionado comienzo del poema babilónico Enuma Elish, que comienza así: cuando en lo alto (Enuma Elish) el cielo no había sido nombrado, no había sido llamada con un nombre abajo, la tierra firme. Nada sino el Apsu primordial (el agua dulce, el orden) y Tiamat (la mar salada, el caos), la que dio a luz a todos, sus aguas, como un sólo cuerpo, confundían. No extraña a nadie que en tierras mesopotámicas los dos dioses primigenios sean divinidades acuáticas.
Hesíodo, en su Teogonía, nos decía que las Musas le hablaban de la siguiente manera: antes que todas las cosas fue Caos; y después Gea la de amplio seno, asiento siempre sólido de todos los Inmortales que habitan las cumbres del nevado Olimpo. En el fondo de Gea, de anchos caminos, se encuentra el tenebroso Tártaro. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y de todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos...A partir de aquí, ya saben, la saga de dioses que todos conocemos: titanes, olímpicos, etc. Del caos, vasto, oscuro y vacuo, al cosmos, al Universo preñado de todo lo existente y que, intuimos desde el principio, está regido por leyes a la espera de ser descifradas
Ese caos, al comienzo, no tenía esa acepción que tiene hoy de desorden y confusión. En un primer momento tenía el significado de hendidura, de espacio que se abre (¿metáfora del propio nacimiento humano, profecía del Big Bang?), identificándose con el aire, el espacio, el vacío. Pero, los filósofos griegos, en su caminar del mito al logos buscaron incansablemente la materia primaria y las leyes que rigen los cambios y la evolución de ésta. Así fueron poblando el concepto. Platón añade el demiurgo que ordena el caos primigenio (si estuviera vacío para que ordenarlo) tomando como modelo el mundo de las ideas, transformándolo en el cosmos.
Siglos más tarde, el poeta romano Ovidio en Las Metamorfosis, hablaba así: antes del mar y las tierras y el cielo que todo lo cubre, uno sólo era el rostro de la naturaleza en todo el orbe, al que dijeron Caos, ruda y desordenada mole y no otra cosa sino peso inerte, y, acumuladas en él, unas discordes simientes de cosas no bien unidas. Si no fuera por el tamaño (aunque todo es relativo) podría estar hablando también del momento anterior al Big Bang.
En fin, si hace unas semanas hablaba de Carl Sagan y la foto del Voyager desde las inmensidades del espacio, ahora puedo acabar con una foto de la Tierra aún más famosa, la Earthrise. Tomada el 24 de diciembre de 1968, durante la misión Apolo 8, la primera en viajar y orbitar la Luna, al dejar la cara oculta de la misma en una de sus órbitas. En ella nuestro querido planeta aparece como si hubiera nacido en ese mismo momento (se habrán fijado bien en la fecha, no?)
Más tarde, los astronautas recitaron como mensaje navideño al resto de terrícolas los primeros versículos del Génesis: en el principio, Dios creó los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche…desde la tripulación del Apolo 8, cerramos la conexión deseandoles buenas noches, buena suerte, una Feliz Navidad y que Dios los bendiga a todos ustedes, a todos, en la buena Tierra.
No saben nada de marketing, ¿verdad? pero en cierta manera no estaba preparado. Frank Borman, el comandante de la misión, abrumado por el peso del impacto de semejantes palabras a casi medio millón de kms de casa, a la que la NASA definió como la mayor audiencia que jamás haya escuchado la voz humana hasta ese momento, se vio incapaz de acometer semejante encargo. Al pedir ayuda a un periodista y funcionario del gobierno, éste se vio incapacitado también…fue su mujer, Christine H. Laitin, antigua bailarina y miembro de la Resistencia francesa, quien dio la idea de leer, sencillamente, los primeros versículos del Génesis.
Caos
Este largo prólogo tiene un sentido, tiene un propósito, aunque no lo parezca. El pasado domingo en Baltimore se enfrentaron dos equipos que me evocaban precisamente a un choque entre el caos y el cosmos, el orden. Dos franquicias situadas en puntos diferentes de tiempo en sus correspondientes universos. Uno de ellos, los nuevos Commanders, afrontando una especie de génesis, frente a unos curtidos Ravens, que parecen encontrarse en el cénit, en la cúspide de su poder.
Comencemos por Washington. En julio de 2023 finalizaba la era Dan Snyder en la franquicia capitalina. Fueron 24 años llenos de controversias y escándalos de todo tipo. No me quiero extender mucho, por poner ejemplos, la gestión del cambio de nombre, las denuncias de acoso sexual, el ambiente de trabajo tóxico, el trato al aficionado, especialmente durante la crisis económica, las interferencias en las investigaciones, las ambigüedades financieras, la gestión de las instalaciones y un largo etc…acompañado, por supuesto, con fracasos deportivos constantes. El nuevo propietario, Josh Harris, empezó a organizar la casa por los cimientos. Contrató un nuevo GM, Adam Peters, que venía de San Francisco de trabajar para John Lynch, es decir, credenciales inmejorables.
La contratación de Dan Quinn como HC este año puede que no sonara muy sexy a priori, pero bueno, no hay que dejar de recordar su trabajo en Atlanta, que casi le llevó a la gloria el día de la gran remontada de los Patriots en la SB LI, y su fama de mente defensiva que, entre otras cosas, junto a Pete Carroll y Gus Bradley, actual DC de los Colts que le precedió como DC en Seattle, montaron y desarrollaron la famosa Legion of Boom con la que llegaron a dos Big Games y a ganar un anillo. Como digo, los cimientos de las casas no tienen que ser atractivos, sino robustos.
Los Dioses del Cielo
Los pies en la tierra, pero mirando al cielo. Para el área ofensiva trajeron de vuelta a la NFL a Kliff Kingsbury tras su paso desigual por el desierto de Arizona. Kingsbury es el primer representante de la famosa ofensiva Air Raid que llegó a la NFL como HC. Esta ofensiva, un tipo de spread offense, fue creada por dos tipos muy peculiares e interesantes, Hal Mumme y el ya fallecido Mike Leach (el Pirata), basada en el uso totalmente desproporcionado del juego aéreo.
Estos dos, digámoslo así, hippies de los banquillos de institutos y universidades ignotas, desaliñados, en chanclas y sin afeitar, hablando de las cosas más inverosímiles, con aspecto de estar tomándote el pelo constantemente, cansados del juego terrestre y físico que se realizaba en los 80 en high school y college, enamorados de las alturas y el vértigo, vieron la luz en un clinic en Florida en 1991, analizando como un equipo de la World League of American Football, los Orlando Thunder de Don Matthews, entrenaba una ofensiva rápida two-minute warning en no-huddle. Entonces pensaron, ¿y si esto lo hacemos todo el rato?
Estos dos visionarios desconocidos causaron un terremoto en el football, primero juntos en Kentucky y, posteriormente, Leach en Texas Tech. Que los QBs ahora estén mayoritariamente en shotgun, y no under center, es en parte, gracias a estos dos tipos. Jugadas como 4 verticals, dagger, mesh (Dallas ganó su partido en Pittsburg hace una semana con esta jugada para batir la defensa al hombre acerera, donde dos receptores se cruzan corriendo dos rutas cruzadas casi planas) o stick, donde siempre ponen en conflicto al defensor, las formaciones ligeras, la proliferación del uso de WRs pequeños en el slot (Wes Walker les explicó a los Patriots los fundamentos de esta ofensiva en el 2007 justo antes de la explosión de su juego de pase), se los debemos, en buena medida, a ellos.
Mayfield, Murray, Goff, Minshew, un tal Patrick Mahomes (los Chiefs también han aplicado conceptos de Air Raid sin parar) son QBs que se desarrollaron en este tipo de ataque. El propio Kingsbury también lo fue en Texas Tech y, luego, como coach, a las órdenes de Leach primero, y posteriormente como HC (fue el entrenador de Mahomes) también ayudo a desarrollarla.
Ha nacido una estrella
Pues bien, como decía, Kingsbury, tras ser despedido por los Cardinals, dio un paso atrás, acabó bajo las órdenes de otro HC de esta ofensiva, Lincoln Riley, en el último año de Caleb Williams en USC. Durante este año alejado un poco de la primera línea, se dio cuenta de la importancia de saber mezclar todos los ingredientes posibles para que un equipo funcione. Como diría Aristóteles, la virtud está justo en el punto medio. Así se presentó al mundo como OC de los Commanders.
Y vamos llegando a una de las sensaciones de la liga hasta el momento. En el draft de este año Washington con el pick 2 seleccionó a Jayden Daniels de LSU como su nuevo QB. Ganador del Heisman este año, su estilo vertiginoso, rápido, eléctrico, de gran corredor y scrambler, con un buen lanzamiento fuera de los números llamó la atención desde el comienzo. Pero también se advertía la necesidad de aprender a permanecer en el pocket, a leer las coberturas, es decir, a tomar el pulso al juego pro: ritmo, timing, precisión e inteligencia. En cierta manera, se parecía en su juego, en el físico y en sus carencias a su rival del domingo, Lamar Jackson, cuando llegó a la NFL.
Aparte de esto, el ratio de jugadores de 2023 que retornaban al equipo en esta temporada fue el más baja de la liga. Tuvieron que contratar hasta 26 agentes libres, entre los que podemos destacar a Ertz, Ekeler, Zaccheaus, Brown…prácticamente un ataque nuevo…y a veteranos como Wagner, Luvu, Armstrong, Fowler, Ferrell, etc para solidificar la parte defensiva.
Durante las primeras jornadas este equipo ha sido una de las sensaciones de la NFL, Kingsbury ha ido jornada a jornada ampliando el repertorio ofensivo de Daniels. Al comienzo mucha carrera y pases cortos y rápidos. Poco a poco, fue lanzando más lejos, y atacando la zona central, una de sus carencias a priori. Posteriormente le hemos visto empezar a manejar a las secundarias con la mirada y a realizar pases milimétricos en posiciones complicadísimas. El TD de McLaurin contra Bengals en un blitz masivo es antológico. Su porcentaje de pases completados es altísimo, igual que sus drives anotadores. Ningún rookie nunca había pasado ni corrido tanto como él en las primeras semanas. La eficacia, el aplomo, la seguridad, la precisión con el football no son normales. En definitiva, su nivel está siendo estratosférico.
Parece hacer todo sin esfuerzo, parece natural, pero no es así. Es neceser recordar que este chico es el primero que llega a las instalaciones del equipo cada día, alrededor de las 5:30 a.m. para ponerse a trabajar. Su ética de trabajo desde college es inmejorable. Ve cinta, intenta mejorar la mecánica, etc. Ha estado acudiendo a una academia, 3DQB, donde, por ejemplo, fueron en su momento a perfeccionar su técnica Tom Brady y Drew Brees en la cima de sus carreras.
Cosmos
Y así llegamos al partido en Baltimore. Gracias a estos inesperados Commanders de Daniels, se generó en los días precedentes al choque una inusitada expectación. La NBC luchó con todas sus fuerzas para llevarlo al SNF sin éxito. El Northwest Stadium de los Commanders está situado también en Maryland, a tan sólo 40 millas del M&T Bank Stadium de Baltimore. El partido, a pesar de la cercanía de los dos equipos, nunca había levantado un interés semejante. Los dos equipos viven en conferencias diferentes, no son rivales, el desinterés es la nota predominante, cada uno de ellos tienen siempre otros duelos marcados en rojo cada año, no éste, que se produce cada 4. Pues bueno, al final, hasta el nombre de la rivalidad, puede que haya enraizado: the Battle of the Beltway, llamado así ya que cada estadio se encuentra en la circunvalación (beltway) de sus respectivas ciudades, unidas por la interestatal 95.
Los Ravens afrontaban el partido totalmente convencidos de su poderío. A pesar de perder el primer partido en KC por una uña, y la derrota inesperada contra Raiders, desde entonces, todo parece que ha cobrar sentido. La contratación de Derrick Henry esta offseason generó dudas en un principio, y en esos dos primeros encuentros se notaba que aún le estaban encontrando acomodo. Los enfrentamientos contra Dallas, Buffalo y Cincinnati fueron toda una declaración de intenciones. Sin contar a Chiefs, que van a lo suyo, juegan en otro plano existencial, de los equipos terrestres, junto con Lions y Vikings, me parecen el equipo más peligroso de la liga.
Aunque la defensa no parece estar al nivel del año pasado (tras haber perdido a su antiguo DC, ahora HC en Seattle, Mike Macdonald), sobre todo la secundaria, sigue siendo la más poderosa parando la carrera. En ataque las posibilidades son infinitas, todo parece élite, su OL, sus WRs, su increíble juego de carrera con Hill, Ricard y el todopoderoso Henry…y Lamar como guinda del pastel, que este año, por mucho que haya ganado ya 2 MVPs, parece que ya, por fin, lo que quiere es tocar metal de una vez por todas. Por cierto, el OC de John Harbaugh, Todd Monken, es otro abanderado en su época colegial de la Air Raid.
Al final lo que vale es saber adaptarse, crecer, saber usar los recursos que uno posee. Merece elogio la constancia y rendimiento de este equipo bajo el gobierno de Harbaugh. Hay que admirar el coraje de elegir el camino tomado (opuesto, se podría decir) tras la etapa exitosa de Flacco. La decisión de apostar por Jackson en 2018 nunca ha parecido tan acertada, y se lo digo yo, que miraba siempre a Lamar con recelo por su desempeño en los momentos de la verdad, a pesar de haber disfrutado con él desde la época de Louisville. (¡¡Qué partido aquel contra Clemson!!). Hoy, por fin, me he rendido, créanme.
Caos vs Cosmos
La Titanomaquia, en la mitología griega, es la épica lucha entre los Titanes, los primeros 12 hijos de Gea y Urano (que nació de ella) liderados por Cronos, que derrocó a su tiránico padre con la ayuda de su madre, profetizando éste su misma suerte, y liberando a sus hermanos del Tártaro donde les había encerrado su progenitor, y los doce dioses Olímpicos, descendientes de Cronos en primera o segunda generación, con Zeus a la cabeza, que sufrieron el mismo trato despótico de su antecesor (incluso peor, ya que los devoró), debido a la famosa maldición. Todos sabemos el resultado, la generación mas joven de dioses derrotó y derrocó a la vieja, y reinó en el monte Olimpo por toda la Eternidad.
Estudiando las trayectorias de ambos equipos, dónde se encuentran y viendo de dónde vienen, sus QBs, se podría parecer el partido a esta mítica batalla, una lucha entre el orden nuevo y viejo, entre lo hecho y lo que está por hacer, entre la potencia y la fuerza, entre el orden y el caos. ¿Podrían los Commanders de la nueva estrella Daniels doblegar el titánico juego de los Ravens?.
Y el comienzo fue interesante. La primera decisión contra los Ravens es elegir qué veneno vas a querer tomar, Jackson o Henry. Como los Bengals una semana antes, Washington decidió que si tenían que morir que fuera Lamar quien les administrara el bebedizo. Los Commanders durante toda la primera parte contuvieron a Henry y el juego de carrera, aunque a partir del segundo cuarto fueron permitiendo que el juego aéreo de Jackson, sobre todo encontrando a Flowers, dominara el emparrillado.
Mientras tanto la defensa de Washington sufría en secundaria, y se lesionaba en el front seven intentando parar a la bestia. Daniels respondía con desparpajo, aunque era unidimensional: el juego de carrera fue parado de raíz, la lesión de Brian Robinson fue clave. Jayden no pudo apenas salir del pocket, estuvo controlado tanto desde el centro como desde las alas…. y casi mejor que no lo hiciera, cada vez que se atrevía su vida corría peligro, un QB no se puede exponer nunca de esa manera. A lo que iba, por aire, atacando el centro, moviendo a la secundaria con los ojos, encontrando a McLaurin, los Commanders respondían…y así llegábamos al halftime con 10-17 para los locales tras un error en el último FG de los capitalinos.
La segunda parte fue la consecuencia de la primera, la defensa de los Commanders, debilitada por las bajas y la inexperiencia en secundaria, ya no pudo parar más la carrera, las formaciones pesadas de Baltimore fueron aprovechadas por King Henry, que ya era el motor de la ofensiva, y permitía a Jackson, bien protegido encontrar no sólo a Flowers, sino ya a Bateman y a sus TEs….todos sus ataques eran anotadores….pero a pesar de sus carencias, los Commanders de Daniels encontraba la manera de hacer la goma y no dar su brazo a torcer…encontraba a Ertz, a Brown….y sus pases de TDs fueron preciosos, jugando continuamente al gato y al ratón con la secundaria, con McLaurin respondiendo acrobáticamente.
Con 2:48 en el último cuarto llegamos con un apretado 23-30 para los de Maryland. La defensa de la capital tenía que hacer un esfuerzo final, olímpico, para parar el poderío ofensivo contrario. Y pasó lo que tenía que pasar, lo lógico, que no se da siempre en la NFL, donde any given Sunday se ven milagros dignos de ser cantados…esta vez se quedó en un intento meritorio y honroso. Henry fue el ejecutor, el killer, el closer, como en Cincinnati. Acabó de desarbolar la maltrecha defensa de Washington y asegurar la supremacía de Lamar Jackson y los Ravens sobre el equipo de Daniels en esta joven y naciente rivalidad. Jayden, que no dio nunca su brazo a torcer, en la sidelines esperó ansioso y finalmente impotente, el milagro de parar el ataque de Lamar que nunca llegó.
Los Titanes ganaron a los Olímpicos, el orden, el cosmos demostró ser más seguro que el explosivo caos de un equipo que mira a los Ravens como meta propia y que sabe que su momento, por fin, puede estar a la vuelta de la esquina. El Big Bang ya se ha escuchado en toda la liga, están avisados. Pero ojo, este año, es Baltimore quien puede sentarse en lo alto de las cumbres del nevado Olimpo.














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