The Last Chance
- tbradgarner
- 6 may 2024
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 7 may 2024
La semilla
Es el día 27 de Abril de 2017, alrededor de las 21:30 (EST). Estamos en Philadelphia, donde se celebra la primera ronda del Draft de la NFL de aquel año. Le toca elegir a Buffalo con el pick 10. Los siguientes en el reloj, con el 11, son los Saints. De repente, sucede algo, KC Chiefs decide subir: le da a los Bills su 27, más su tercera ronda de ese año, y la primera de 2018. Con esa elección, KC cambia la historia de la franquicia y posiblemente de la NFL: elige al qb de Texas Tech Patrick Mahomes II. No se encuentra en el green room, no estaba muy claro que saliera en esa 1ª ronda, está en su casa, en Tyler (Texas). Los expertos ponían por delante de él a Trubisky, Deshaun Watson e incluso a DeShone Kizer…ya, increíble, qué cosas, verdad? Pues bien, como comentaba, detrás, con el pick 11, están los Saints, con la papeleta preparada para seleccionarlo, quedándose con dos palmos de narices. En el war room en la Big Easy se encuentran, entre otros, su HC Sean Payton y el jefe de scouters, Terry Fontenot, que, junto a su GM, Mickey Loomis, habían decidido apostar por Mahomes como sustituto futuro de Drew Brees, como la piedra angular de un nuevo proyecto.
Ni Payton ni Fontenot se olvidarán de aquel momento, no podrán dejar de darle vueltas los años sucesivos. Como decía, la historia de la NFL, y lógicamente, la suya propia, hubiera cambiado radicalmente. No es que lo hicieran mal aquel año en el draft, todo lo contrario: reclutaron al CB Marshon Lattimore con el pick destinado a Mahomes, al OT Ryan Ramcyk, al safety Marcus Williams o al RB Alvin Kamara entre otros…una buena camada de prospectos que pelearon los últimos años de Brees por llegar a la Super Bowl, quedándose muy cerca…pero claro, la alternativa era haber obtenido a Mahomes. A Sean Payton y Terry Fontenot algo se les rompió en su corazón aquel 27 de Abril.
La manilla
Permítanme un pequeño paréntesis para poder ilustrar bien lo que quiero contar. Me imagino que todos recordarán la famosa película Los Puentes de Madison…ya sé, no me he vuelto loco, o al menos eso creo…a lo que iba, hay una escena icónica que me viene como anillo al dedo. Ya conocen el argumento, Meryl Streep ha conocido a ese intrépido fotógrafo del National Geographic, que simboliza la vida que ella no ha podido tener. Se ha enamorado locamente de él, pasando los 4 días más intensos de su vida, pero, en última instancia, elige no abandonar a su familia cuando él le plantea la posibilidad de marcharse con él.
Un día después, tras la vuelta de su familia, que se había a una feria de ganado, se encuentra en la camioneta con su marido comprando en ese pueblo perdido de la mano de Dios en algún punto de la Iowa rural. Pues bien, se siente profundamente consternada y llena de de dolor por el sacrificio realizado, sentada en el asiento del copiloto, mientras su marido, aparentemente inconsciente de la situación, escucha de manera despreocupada la radio. En un momento dado, bajo la intensa lluvia, ella observa que Robert Kincaid, el mencionado fotógrafo, sigue en el pueblo, la está esperando. Un poco más tarde, cuando se disponen a irse para su granja, la camioneta del fotógrafo se sitúa delante de la suya en el semáforo de salida del pueblo. Él sabe que ella lo está mirando. Ella observa cómo cuelga el colgante que ella le había regalado en el retrovisor y lo acaricia. La densa lluvia repiquetea en el techo de la camioneta, y los limpias casi no dan abasto. Es una última invitación, una última oportunidad para que ella lo acompañe a esa vida tan diferente a la que tiene.
Se agarra a la manilla de la puerta, sus músculos se tensionan, todo indica que va a salir corriendo de la camioneta, pero una fuerza invisible actúa en sentido contrario incapacitándola completamente y haciendo imposible abrir. Finalmente, el semáforo se pone en verde, Kincaid regresa a su vida de aventuras, mientras ella vuelve con su marido a la casa familiar con el corazón completamente roto, teniendo para siempre marcada esa manilla en su mano, recordando todo lo que le queda de vida ese instante. La primera oportunidad se da, la segunda se gana, la tercera no existe.
El fruto
Es el día 25 de Abril de 2024, alrededor de las 21:10 (EST). Estamos en Detroit, donde se celebra la primera ronda del Draft de la NFL de este año. Le toca elegir a Atlanta con el pick 8. Han fichado hace unas semanas a Kirk Cousins; su salario por 4 años es de 180M, 100 de ellos garantizados. Los próximos dos o tres años, mínimo, estará al timón de la franquicia. El año pasado se ha roto el Aquiles, pero parece que la recuperación va por buen camino. Muchos mock drafts señalan que la necesidad principal de Atlanta es un edge rusher: Dallas Turner de Alabama podría ser una elección ideal, también aparecen Laiatu Latu o Jared Verse. De repente, aparece Goodell y, de nuevo, la sorpresa: con el pick 8 los Atlanta Falcons seleccionan al qb de Washington Michael Penix Jr. ¡¡Toma ya!!! Él también está en su casa, en St Petersburg (Florida) ya que no estaba nada claro que saliera en la 1ª ronda, era una posibilidad remota, aparecía como el quinto o, más posiblemente, el sexto qb, pero ha salido el cuarto. Está al teléfono, con unas gafas de sol blancas muy muy cantosas hablando con…adivinen…Terry Fontenot, el hoy GM de los Falcons. Acaba de salir el gordo de Navidad, la gran sorpresa del Draft. La gente no entiende nada, se critica ampliamente la elección, e incluso los Falcons pueden tener un problema añadido, ya que al informar a Cousins sobre la marcha, éste, lógicamente, exigió explicaciones.
Una media hora más tarde es el turno de los Broncos, que tienen el pick 12. Aquí la elección parece más obvia, necesitan urgentemente un qb, ya que cuentan con Jarrett Stidham, Zach Wilson, recién fichado por unos cacahuetes, y un tal Ben DiNucci, que vaya usted a saber de dónde viene. Un absoluto despropósito. Muchos calculan que van a seleccionar qb, sí, pero más abajo, pueden hacer incluso un trade down a zonas más profundas de la primera ronda, o al comienzo de la segunda…el problema, son las 21:40 y, de los seis qbs catalogados potencialmente como óptimos, sólo queda uno…finalmente no se produce trade alguno, y con el pick 12 los Denver Broncos seleccionan al qb de Oregon Bo Nix. Su HC, adivinen, esto sí que es más fácil, Sean Payton, aparece muy contento, ufano.
Al igual que el GM de Falcons, ambos aparentan estar plenamente convencidos de su selección. Los 6 qbs comentados han salido en las primeras 12 selecciones, récord absoluto de precocidad. Es más, si no los hubieran escogido en ese momento, seguramente no les hubieran llegado más abajo, ya que los Raiders estaban al acecho detrás, o incluso los Rams tenían en mente coger a Penix Jr. con el 19 para desarrollarlo como futuro sustituto del ya renqueante y veterano Stafford.
Vidas paralelas
Penix Jr y Nix han tenido caminos muy parecidos hasta llegar al draft. Son dos pocket passers, aunque Nix tiene más movilidad. Comenzaron bien sus carreras colegiales, uno en Indiana, otro en Auburn. Por diferentes motivos vieron peligrar sus carreras: Penix por sus lesiones constantes que no le dejaron acabar ninguno de sus temporadas, Nix por desavenencias con su HC, que finalmente fue despedido tras quejas de muchos jugadores por su carácter y métodos duros de trabajo. Ambos pidieron el traslado acabando, uno en Washington, otro en Oregon, universidades enclavadas en la misma conferencia, la centenaria, pero herida de muerte hoy, PAC12. Ambos vivieron una resurrección espectacular y llegan a la NFL con carreras excepcionalmente largas en college tras 6 y 5 años respectivamente y, ambos finalistas al Heisman Trophy. Este año Penix Jr llegó a la final nacional invicto, ganando previamente la final de conferencia a Nix, perdiendo finalmente contra Michigan, entrenado por Jim Harbaugh, hoy en los Chargers, y comandado por el qb J.J. McCarthy, hoy en los Vikings, drafteado en medio de ambos, con el pick 10.
Ambos fueron catalogados para salir en momentos parecidos del draft: final de la primera ronda, comienzos de la segunda, ambos salieron mucho primero de lo esperado. El caso de Penix Jr es más espectacular que el de Nix, eso sí, pero, su futuro a corto plazo no podría ser más diferente: Penix Jr va a ser backup de Cousins aparentemente unos cuantos años, y Nix va a tener que hacerse cargo de los Broncos desde el primer minuto.
Vidas cruzadas
Aunque los dos movimientos son especialmente destacados y sorprendentes, por ser una elección tan alta con relación a lo esperado, el caso de Penix Jr se lleva la palma. Como exponía más arriba, los Falcons hace apenas unas semanas han pagado una morterada por tener en sus filas a un qb, que, aunque no es élite, es de la parta noble de la tabla, el mejor qb de la agencia libre este año. Un tipo, Kirk Cousins, por cierto, difícil de catalogar.
Comenzó su carrera elegido como backup de RGIII, ambos en 2012, por los entonces Redskins. Después de romperse una y otra vez RGIII, Cousins, a trancas y barrancas, consiguió la titularidad. Pasó por momentos álgidos, grandes remontadas, como aquel que acabó con el ya famosísimo “You like that!!” gritado a la prensa en el túnel de vestuarios nada más acabar el choque contra los Buccaneers, grandes traspasos y salarios, incluso fully guaranteed y, un estatus en Minnesota, que difícilmente era predecible en sus comienzos. Dato curioso, el salir en la serie de Netflix “Quaterback” mejoró su imagen, un hombre sencillo, cercano y familiar en su vida privada, y sacrificado, comprometido y luchador en el campo. Su agente, que es un genio, aprovechó la ola de aceptación, y consiguió otro fenomenal contrato en Atlanta.
El caso es que tendrán que lidiar los Falcons y Cousins, porque el movimiento es completamente inusual, y puede provocar resquemor. A nadie le gusta trabajar y enseñar al que será tu sustituto Pero ese, no es problema de Penix Jr. Como decía, ha pasado lo indecible en su carrera: no pudo acabar ninguna temporada en Indiana, finalmente en Washington consigue la etiqueta de pasador puro, de auténtico gunslinger, un pocket passer espectacular, pero, sobre todo las lesiones pasadas y, en menor medida, el ser un pasador tan puro, que no sale del pocket, le restaron puntos en su valoración.
Pero Fontenot y los Falcons se enamoraron de él, lo que vieron les dejo asombrados, les encantó su estilo, su precisión, su mecánica, su liderazgo, su visión…todo les cuadró, su estilo le equiparaba a Cousins en cierta medida, podía aprender de él, y en caso de recaer de su lesión del Aquiles, el playbook no habría que retocarlo.
Ahora bien, gastarse un pick 8 en un qb suplente, tras gastarse una burrada en el starter, es completamente una anomalía, lo nunca visto.
Además, la bicefalia en el puesto de qb no es nada fácil de gestionar. Como casos exitosos, aunque en cierta manera tormentosos, podemos detacar los de Montana y Young (aunque Steve fue fichado de Tampa Bay, no drafteado) en los 49ers, pero fue en los 80, antes de la free agency y el salary cap. Ya con las reglas actuales, que desaconsejan juntar tantos huevos en una misma cesta, el de Favre y Rodgers, o el propio de Rodgers con Love en Green Bay. La diferencia: Montana y Favre eran ya veteranos asentados en el equipo, como lo fue después Rodgers, no recién fichados como Cousins, y tanto Rodgers como Love fueron escogidos en la parta baja de la ronda 1, picks 24 y 26 respectivamente, nunca un pick tan alto como el 8.
Mención aparte es la edad de Penix Jr. Va a cumplir 24, bastante mayor para un prospecto. Si llega a firmar su primer contrato veterano lo hará con 28 o 29 años. Pero lo más importante, tendrá que esperar sentado a que le llegue su turno, y Atlanta antes tendrá que saber de que pasta está hecho para renovarlo.
Un aspecto que me gusta y me parece un acierto es que todo qb novato debería pasar un tiempo tranquilo en el banquillo aprendiendo los rudimentos y fundamentos de la posición, viendo cómo se desenvuelve un veterano. A Rodgers y Love no les fue mal, y recuerden: Mahomes pasó un año detrás de Alex Smith, y Brady, mucho antes, de Bledsoe, etc, etc, etc. Ahora se ha perdido esa fase de la formación de un jugador, pero ésta puede ser vital.
Fontenot comentó que cree que Cousins los llevará por buen camino y que, en el futuro, por tanto, no podrán escoger un qb tan bueno ya que no tendrán elecciones tan altas, por lo que no pudo resistirse a intentar arreglar el tema del signal caller presente y futuro de un plumazo. Y hay que destacar que es un movimiento valiente, no cabe duda, a la par de inédito, como llevo repitiendo todo el artículo. Pero es que como decía Brad Pitt en Moneyball: si intentamos jugar aquí (en los despachos) como los Yankees, perderemos contra los Yankees allí fuera (en el campo). Si Terry pensaba que podía tener a una futura estrella entre manos tenía que hacer algo completamente inusual, y lo que le había pasado con Mahomes le quemaba aún por dentro. Henry Ford dijo que, si hubiera preguntado a la gente lo que querían, le hubieran dicho que caballos más rápidos. Salirse del guión, pensar y actuar diferente al resto, no debería de ser siempre un error.
La última oportunidad
Tanto Fontenot como Payton se vieron a sí mismos agarrados a la manilla de esa camioneta en Iowa, viendo su vida pasar por delante de sus ojos…pero al contrario que en la película, abrieron la puerta los dos…se la jugaron. Terry más que Sean, pero en caso de salir mal, la consecuencia será la misma: perderán el cargo. Nuestros dos protagonistas actuaron de manera parecida: con sigilo, con precaución, escondiendo sus cartas, no querían perder esta vez la presa. Pueden haber juzgado mal lo que tenían delante, dejando que los sentimientos les nublasen la razón, que el miedo a perder al nuevo Mahomes les haya empujado a cometer una locura…o no, precisamente el no conseguirlo, les puede haber quitado la venda de los ojos, ayudándoles a dar el paso correcto que muchos considerarían una auténtica insensatez. El Padre Tiempo pondrá a cada uno en su sitio.

















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