Hombre de Ciencia, Hombre de Fe
- tbradgarner
- 21 abr 2024
- 7 Min. de lectura
La noche de Reyes
Nos acercamos al último jueves previo al último fin de semana de Abril. Nos acercamos al mayor oasis en la Larga Travesía del Desierto que es la offseason de la NFL, ésa que nos prepara y marca de manera indeleble, trágica y trascendental a todo aficionado. Sin la sequía de los casi siete meses de la temporada baja no disfrutaríamos enormemente de la gigantesca cascada que es la Regular Season. Sin oscuridad no hay luz, sin dolor, placer, sin pesar, felicidad, sin mal, no hay bien. Puro dualismo. Como decía, nos acercamos al Draft, y después, tendremos que conformamos con la poca agua que nos quede en la cantimplora para llegar al kickoff, allá por el lejano 5 de Septiembre, el primer jueves tras el Labor Day en USA.
Este tramo que hemos pasado desde la Super Bowl es sencillo, primero estamos hartos de la comilona de la propia final, luego los prospectos empiezan a hacer resonar sus nombres en la Combine, más tarde comienza la Agencia Libre que nos tiene verdaderamente ocupados unas semanas y, por último, la miríada de análisis de los proyectos de jugadores antes de la gran cita, que este año tiene lugar en el corazón de la Motor City. La ciudad ilusionada con sus Lions acoge el evento que más esperanzas y fe suscita en el calendario de la NFL el próximo jueves 25 de Abril.
No voy a hablar de los chavales, nunca me he visto capacitado en el bello arte del análisis de jugadores de college. He leído artículos y visto highlights, por supuesto, pero voy a dejar que la ceremonia tenga lugar, que los felices nuevos profesionales cojan nuevas sus gorras y camisetas, abracen a Goodell, y que la felicidad impere en la Tierra. Prefiero verlos jugar en el emparrillado y evolucionar. Todos habréis oído hablar ya de de los Caleb Willliams, Jayden Daniels, Drake Maye, Michael Penix Jr, J.J. McCarthy, Bo Nix, Marvin Harrison Jr, Rome Odunze, Malick Nabers, Brock Bowers, Joe Alt, Taliese Fuaga, Laiatu Latu, Dallas Turner, Jared Verse o Quinyon Mitchells por decir algunos...en fin, a lo que realmente iba, que el tiempo dicte sentencia, serán estos los héroes de las futuras guerras de Troya? o serán otros nombres, apenas mencionados, tapados, o incluso completamente desconocidos, los que lo realmente consigan arrancar de la roca la famosa espada Excalibur, forjada por el mismísimo Merlín?. Una cosa es el puesto en el que salgas en el draft, y otra muy diferente, como se desarrolla tu carrera como jugador profesional.
Como decía, me niego a hacer cábalas públicas, ni quiero, ni puedo: no tengo los suficientes conocimientos. Prefiero seguir disfrutando alegremente de ese espectáculo que es el college football, de las tradiciones, de las entradas, de canciones, del ambiente de las gradas (mi mujer se queda embelesada viendo a las bandas universitarias, y, sobre todo, al director de estas, moviendo enérgicamente las manos, colgado de esa escalera dando la espalda al juego). Y además de esto, no dejo de admirar la dificultad a la que se enfrentan estos jóvenes atletas no profesionales, siendo ya auténticas estrellas: llenando estadios de 100k espectadores, saliendo en prime time en la televisión nacional, siendo los héroes de un estado entero, etc. Desde el otro lado del charco, pocos se hacen una idea de la envergadura del deporte universitario americano, y que quieres que les diga, ellos se lo pierden.
La duda metódica
Es por esto, que cuando llega el draft, procuro tomármelo como el niño que todos somos en la noche de Reyes, todo lo que venga será bienvenido y disfrutado…pero no les engaño, al final sucumbo e intento comprender en qué situación están previamente y cómo quedan posteriormente los jugadores y los equipos y, por supuesto, la lógica de todo ello…pero es un esfuerzo vano…pocas cosas veo tan complicados y aparentemente ajenas a la razón, como todo este proceso de valoración y selección de jugadores universitarios y su integración en la jungla de la NFL.
No entro a las propias valoraciones, los equipos manejan una cantidad ingente de datos físicos, de juego, psicológicos, etc, que dudo que lleguen todos al gran público. Me refiero a la estrategia del propio draft: el mejor jugador disponible, cubrir necesidades, la importancia del valor posicional, etc…aquí quiero hacer un inciso, con la firma del convenio de 2011, las cantidades a pagar a los jugadores en su contrato rookie de 4 años están previamente establecidas según la posición que ocupan en el draft, no tiene que ver con la posición en el campo ni con la valía del jugador. Por tanto, las posiciones mejor pagadas en la liga son las que más ventajas económicas pueden dar durante los años del contrato rookie. Es por eso por lo que salen más qbs en primera ronda que rbs, por ejemplo. Si la media de un contrato veterano de qb está ya superando los 40M, y el del corredor ronda los 11M, yo creo que la apuesta está clara. Esto es entendible. Pero volviendo al tema, el problema es que los resultados no se sostienen a lo largo del tiempo, no parece haber una fórmula mágica, no hay un equipo o GM que destaque sensiblemente. Hay errores a millones. Por poner un par de ejemplos sonados, Tim Tebow o Johnny Manziel, pero la lista es interminable.
Todo esto me lleva a pensar (desde la ignorancia claro) que parece que no haya nadie a los mandos, o incluso que no los haya en absoluto. Es normal cuestionarse lo que uno lee y ve. Me conduce esto a pensar en la salida de la época medieval, más bien, en el alejamiento de la mentalidad medieval, donde se daban por supuestas ciertas verdades inmutables y eternas, hacia un sistema marcado por la duda, aquella que Sócrates puso en el centro del tablero del pensamiento occidental. La duda!!, condenado está el que no dude de todo. La duda nos permite poner en tela de juicio cada aspecto importante de la vida, incluso los que creemos más asentados y fundamentales. Sin la duda, estaríamos anclados en un presente infinito, eterno… la ruptura de las ataduras de esas verdades es lo que nos permite continuar, para que, en un futuro, esas mismas ideas nacidas de la duda, sean rotas de nuevo por generaciones futuras de incrédulos. La duda es la palanca de Arquímedes para mover el mundo, es la que le permitió a Descartes darse cuenta de lo vivo que estaba.
Siempre me he sentido atraído por esa figura arquetípica del scouter, viejo y cascarrabias, pateándose el país entero en busca de la piedra filosofal, encerrado en su despacho oscuro viendo cinta tras cinta, escudriñando cada gesto, cada movimiento. En mi cabeza lo he personificado en la figura de Clint Eastwood, para que les voy a engañar, no hay nadie que pueda contar y encarnar estas historias de lucha y superación. Pues bien, ese scooter capaz de ver lo que nadie ve, que va contracorriente, que distingue el grano de la paja, el que lucha contra viento y marea una vez que lo encuentra…ok, pues bien, como decía, los años me han dado nuevas perspectivas, como el niño que deja de creer en Santa Claus, de repente uno se da cuenta que el mundo no es como lo había imaginado. Con la cantidad de información que se genera hoy y el acceso que hay a la misma, difícilmente nuestro viejo Clint, ese viejo dinosaurio podría sobrevivir a semejante asteroide que es el mundo del big data, de las estadísticas avanzadas, del mundo frío pero eficiente del dato puro.
Por desgracia, lo más seguro es que ese jugador, del que el bueno y viejo de Clint piensa que es el nuevo Jerry Rice, que casi nadie valora como él, no sea el unicornio que cree que es. No es nada fácil acoplar los jugadores universitarios en el mundo hiperprofesional, especializado y avanzado de la NFL. Tampoco existe eso tan manido de que pierdo un jugador y cojo a este chaval que juega en la misma posición y mágicamente funciona. Además, si aciertas una vez, todo reloj estropeado da dos veces al día bien la hora, no significa que el año siguiente se de el mismo caso exactamente y repitiendo todo, aciertes de nuevo. No todos los años hay un Puka Nacua en la ronda 5 esperando por ti. Por supuesto, esa creencia de que yo sabré pulir el diamante que veo que hay en él, y que en college no han sabido hacerlo, no sale bien la mayoría de las veces. Oro parece y plata no es, pues eso, prepárate para una buena fruta y no para ir corriendo a Tiffany’s. Por último, los objetivos personales (y temporales) del front office, de los scouters, del HC, de los coordinadores... no tienen que ser los mismos, por lo que la cacofonía interesada puede dar al traste con una estrategia determinada.
Moneyball
Se podría decir, por tanto, que lo normal es que tu jugador no salga bien, independientemente de la posición que ocupe, por lo que puede que la mejor política en el draft sea la acumulación de picks, haciendo trade down. Sencillamente, cuántos más décimos tengas en la lotería, más opciones.
Unos cuantos estudios apuntan exactamente esto. Las franquicias lo saben desde hace tiempo, pero parece que es muy difícil llevarlo a la práctica por el componente pasional inherente al negocio del que hablamos, que lo diferencia de cualquier otro tipo de empresa. Parece que realizar esto de manera sistemática, va contra natura. Al desperdiciar las selecciones más altas, tu afición te pude colgar por los pies como a Mussolini en Milán. Pero todo puede cambiar. Voy a poner un ejemplo: el 4º down. Hace años casi todo el mundo tenía claro que lo habitual, lo normal, lo seguro, lo bueno, era el punt en 4º down. Yo lo creía a pies juntillas, el Sol sale por el Este y se pone por el Oeste, así nos habían educado, quién iba a ponerlo en duda?. Pero hete aquí que empiezan a florecer análisis que indican que, en muchas circunstancias, hay que ir a por él. Al principio uno lo rechaza, luego se asusta, más tarde, lo entiende bajo determinadas circunstancias, a continuación, lo empieza a ver normal y finalmente…voila!...un nuevo paradigma, una nueva creencia, una nueva verdad universal asentada.
Si esto ocurre en una empresa completamente diferente a una franquicia deportiva, la dirección de ésta verían la rentabilidad de una opción y otra, descartando el viejo modelo. Pero en el mundo de los deportes el corazón, la fe, está muy presente, y las gerencias dudan…y prefieren ser como ese niño pequeño el día de Reyes, o como nuestro viejo cazatalentos, en su sala oscura mascando tabaco con la seguridad de llevar a ojos del público al nuevo Tom Brady. En fin, disfruten mucho, y recuerden, una vez pasado el draft, cuando quede el oasis a nuestra espalda, delante sólo tendremos el Yunque, el temible desierto del Nefud, pero no olviden, Lawrence siempre salía de él…y en unos meses, como siempre, nosotros también llegaremos al mar. Thalatta, thalatta!!!














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